Eres el único niño, de todos los que lo hemos intentado, que continuará así, niño por fuera y por dentro.
María Laura Germán
Por Dunielys Díaz, periodista de la Emisora Provincial Radio 26
Pelusín del Monte pudo haber sido un títere de paso, morirse en el olvido cuando era aún más niño o envejecer quizás en la alforja de algún titiritero porque le habrían salido demasiadas canas para ser representado. Pero, cuando las cosas nacen desde los epicentros, se vierte sobre ellas una suerte de inmortalidad como un jarro de leche caliente de la abuela Pirulina.
El Peluso es un niño de sesenta años y niño al fin, merece su fiesta con Cumpleaños feliz, la presencia de quienes le quieren bien y como en toda reunión familiar, hablar de los que ya no están.
El Centro Cubano de la UNIMA, la Casa de la Memoria Escénica, Teatro de Las Estaciones y el Consejo Provincial de las Artes Escénicas en Matanzas celebraron las seis décadas del títere nacional, creado por Dora Alonso y diseñado por Pepe Camejo.
“Tal vez no tenían conciencia en ese momento de lo que estaban logrando con lo autóctono en los tiempos de Superman y los comics. Pelusín del Monte y Pérez del Corcho es un títere medularmente cubano, aunque se polemice sobre el porqué de su pelo rubio y sus ojos verdes. Es un niño campesino con ascendencia española nacido en la Finca Recreo”, expreso Rubén Darío Salazar durante el encuentro.
Mirta Beltrán Camejo donó a los archivos de la Casa de la Memoria Escénica, libretos originales firmados por Carucha Camejo y develó después la sexta escultura* del Museo de Estatuas de la Dramaturgia Cubana, inspirada esta vez en Pelusín del Monte, que te recibe con una mirada traviesa y el tirapiedras en el bolsillo de su guayabera.
Armando Morales, director del Guiñol Nacional e integrante del elenco original, envió sus palabras por escrito en las cuales confesaba anécdotas sobre la salida al aire del programa televisivo Aventuras de Pelusín del Monte desde los sótanos del Focsa el 22 de julio de 1961.
Cuentan quienes lo vivieron que en el horario de su trasmisión los niños se trasladaban hacia las pocas casas donde había televisor, “cual si fuese la telenovela de turno”.
Pero Pelusín no tuvo una infancia solo del color de los marpacíficos. “Apareció por esos entonces el personaje de Peluchín de alguien que claramente quería imitar a Dora, en protesta los directores del Guiñol abandonaron la televisión y el Peluchín salió al aire, pero por poco tiempo pues fue suspendido por bajo rating. Pelusín, a golpes y porrazos, es nuestro títere nacional”, alegó Morales.
Y en esa defensa no podría faltar el nombre de Freddy Artiles, uno de esos tíos del Peluso que partió demasiado pronto, pero la albacea de sus sueños y desvelos, Mayra Navarro, además maestra de la narración oral, aceptó la propuesta de Rubén Darío Salazar de retomar los 200 guiones del programa televisivo Despertar con Pelusín, siendo enamorada del mismo modo que tiempo atrás lo hiciera Freddy con Dora Alonso para desempolvar libretos dormidos en un cajón.
La escritora era altamente celosa con su personaje, tanto así que en cierta ocasión llegó a decir que era su primer hijo, parecido a ella en lo físico y en lo espiritual. Quizás su vientre físico fue congelado, porque ella era en sí misma un vientre mayor sobre el papel.
A juicio del dramaturgo e investigador Ulises Rodríguez Febles, “Dora Alonso concibió a Pelusín con su ADN de estirpe nacional”.
De manera especial se otorgó el Premio 60 años de Pelusín del Monte por el rescate y promoción del personaje a Freddy Artiles (post morten), Armando Morales, Pedro Valdés Piña y Zenén Calero.
Más tarde, en la sala Pepe Camejo, la lectura interpretada del texto de Dora Alonso Viaje a la Luna o un invento superfirolítico por Teatro de Las Estaciones hizo reír a todos, recordar a otros y estremecerse a los más jóvenes tan solo con una frase: “A ver niñita, ¿qué se te perdió en el cielo? ”.
Claro que hubo descarga como en todos los cumpleaños, canciones infantiles cantadas por Freddy Maragotto, cuentos de Mayra Navarro y Carlos González trajo a Pelusín sobre el escenario, al tiempo que se escuchaba la grabación original de Marta Falcón: la voz por excelencia de Pelusín del Monte.
Con aquella voz cantando “Niñito cubano, ¿qué piensas hacer?”, quién sabe si algún adulto salió del salón con unos años de menos en el alma y unos deseos resucitados de correr por los trillos descalzos.
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