Abriendo obturador: ¡Chirrín Chirrán! Se acabó el 12 Titim…

portada

Por Rubén Darío Salazar
¡Chirrín Chirrán! Se acabó el 12 Taller Internacional de Títeres de Matanzas (Titim). Me lo decía a mí mismo sentado en lo oscuro del Cine Teatro Velasco, escenario emergente de nuestro evento, en tanto se concluyen las obras de restauración del decimonónico Teatro Sauto, joya arquitectónica de la urbe apitalina yumurina y sede tradicional del Titim por más de 15 años.
Los inquietos artistas de la joven agrupación portorriqueña Y no había luz, representaron en la clausura el espectáculo “Cutendencias”, mezcla de clown, danza, títeres y plástica, que a nadie dejó indiferente; ya sea por la inusual dramaturgia escénica que utilizan, por los sonidos extraverbales de sus actores performeros o por criticar desde las tablas una sociedad demasiado dividida por las pugnas raciales, religiosas, sociales, políticas, ajena a los diálogos de coexistencia y vida que hacen a la raza humana mejor.
Esa marca final habló de lo que vendrá en 2018, y sobre todo sobre la decisión del comité organizador de la fiesta titiritera matancera, de no poner riendas a la creación, y sí tender puentes a todas las estéticas que existen, siempre y cuando sean honestas, dignas, auténticas.

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Como director artístico podría contentarme junto al equipo realizador, con varios de los correos electrónicos recibidos desde diferentes partes del mundo:

¡¡La pasamos bárbaro. Nos encantó estar ahí, verlos bien y con ese festival que va cada vez mejor!! Un abrazo y mil gracias.

Fernan Cardama, Argentina.

Estamos de nuevo en nuestras tierras adoptivas. Con nostalgia de Cuba y los cubanos, y contentos de haber vivido una nueva experiencia. Con ganas de volver a verlos. Y con ganas de trabajar un nuevo proyecto pedagógico.

Muchas gracias por la acogida y hasta la vista.

Ezéquiel García Romeu, Francia.

Não tenho palavras para expressar toda minha gratidão sobre a extraordinária experiência intelectual, cultural e, sobretudo, humana.

Lina Rosa, Brasil.

Quedarnos solamente con estos elogios sería pretencioso e ingenuo. Tras más de dos décadas de taller nos interesan otras conquistas, otros alcances por venir, esos que harán crecer nuestro concepto de logística y curaduría que, por supuesto, será reflejo de lo que existe en el panorama nacional e internacional de los retablos, de los asuntos urgentes del movimiento titeril cubano en interacción con el mundo.

Cada segmento de la programación fue armado, como siempre, con miras a que quien no pudiera disfrutar de una función pudiera solazarse con otras, con distintos horarios, días y espacio de representación. Los eventos especiales ofrecieron disimiles opciones de encuentro con temas afines a la teoría e historia del teatro, de figuras del patio y allende los mares. Recuerdos especiales para mí suscitaron las sesiones con el dramaturgo cubano Joel Cano, vital y sorprendente. Los acercamientos a los legados artísticos de García Lorca y Villafañe a los retablos del mundo. La posibilidad de acceder a novedades literarias de escritores de aquí y de allá, entre las que destaco la ascensión a formato mayor del boletín fotográfico Lente Titiritero, hijo legitimo del propio Titim.

Exposiciones hubo muchas, todas distintas e iguales en la pasión por los  muñecos y sus hacedores. El arranque inicial con la muestra de imágenes de la fotógrafa Sonia Teresa Almaguer bajo el título “Cuba, estación de luz”, inventario de lo acontecido en el mapa nacional en el bienio 2014-2016, planteado en soportes inusuales en cuanto a dimensiones, tecnologías y artisticidad, fue un regalo legítimo, reflejo de lo que pueden otras artes, aparentemente no titiriteras y sin embargo en sintonía con la magia de los personajes de papel, tela, madera y cartón.

Sí de pedagogía se trata, la reducción del tiempo de duración del Titim, por obvias razones económicas y logísticas, hizo que los talleres para profesionales, fueran exprimidos al máximo por los alumnos de casi todas las provincias del país, los cuales tuvieron el privilegio de compartir las experiencias profesionales de maestros como Enrique Lanz (España), Ezequiel García Romeu (Francia), Paulo Balardín (Brasil) o Alberto Palmero (México), por citar algunos nombres. Seguiremos intentando invitar a profesores de referencia por su arte y trayectoria, una aspiración nada fácil debido a calendarios y agendas personales casi siempre apretadas, y necesitadas de un apoyo financiero que precisa de ingentes gestiones por parte del comité organizador.

A la par que los talleres, el Museo Provincial Palacio de Junco, recibió a coordinadores, programadores y directores de festivales internacionales de títeres de Las Américas (Fintla), en una reunión que durante tres días permitió la escucha de criterios diversos, la exposición de nuevos proyectos de eventos en la región y el deseo común de trabajar juntos en pos de un circuito superior para las citas titiriteras de este lado del planeta.

Mejorar la tecnología de nuestras salas, el ejercicio óptimo de técnicos, asistentes y productores, es otra de las asignaturas siempre pendientes de revisión y ascenso. Desterrar  cualquier espíritu negativo o desidioso de quienes finalmente hacen realidad la calidad de los montajes escogidos, sean en teatros o espacios flexibles, debe ser más que una necesidad, un concepto de trabajo, de pensamiento, de fe.

Extender nuestra programación hasta múltiples zonas de la capital provincial, apartadas del circuito teatral existente y hacia municipios adyacentes, además de la antesala habanera, realizada desde hace unas tres ediciones anteriores, conlleva a una selección que exige condiciones técnicas que posibiliten elaborar una oferta movible, sin renunciar a la calidad ni a la espectacularidad que tanto disfruta el público infantil o adulto, que de ambos se nutre el teatro de títeres.

Agrupaciones nacionales y extranjeras son siempre las estrellas del Titim ¿Quién viene? ¿Desde dónde? ¿Qué traen? Comienza entonces el rompecabezas feliz del comité organizador, que complace a unos, a otros disgusta y a otros más deja indiferentes, como mesa nutrida de manjares para desiguales paladares. Me quedo con el recorrido personal por varias  franjas del programa artístico propuesto en 2016, el cual lo mismo ofreció un encuentro cara a cara con tres de las más destacadas puestas en escena del Teatro Andante, de Granma. Veinticinco años después aún activo, carismático y revelador, con ese toque único que ya conocemos de su líder Juan González Fiffe. La impronta clownesca del Teatro Tuyo, de Las Tunas, quienes aportaron junto a la fuerza escénica de La Isla Secreta, de La Habana, un toque suigeneris a la muestra, con títeres al borde del retablo, y ya sabemos que los bordes suelen ser márgenes, filos, orillas imprecisas e inatrapables.

No lejos de esos bordes estuvo el montaje “Historias bien guardadas”, del reaparecido colectivo La Salamandra. Un hallazgo teatral para todos los que pasaron por el pequeño espacio armado en la sede de la ACAA Provincial. Tal vez una de las puestas más reveladoras del panorama nacional del 12 Titim, verde todavía sí, pero portadora de ese algo más que no siempre encontramos, conseguido esta vez mediante teatro de papel y de caja. Agradables sorpresas tuvimos con “La Cuca” recreación musical para actores y máscaras sobre el cuento anónimo del insecto femenino que se casa con un ratón, guiado por la experimentada Sarita Miyares, al frente de dos excelentes actores de Teatro El Arca, y con la esencial eficacia titiritera de “Erase una vez un pato”, de Teatro La Proa, también de La Habana, este último en coproducción con CREATI A.C., de México.

Grupos que mantienen el candor de los primeros montajes, conjuntos y solistas que revalidaron su sello creativo de antaño, otros que se agitan en la búsqueda de nuevos caminos  de trabajo, con áreas más o menos logradas, pero activas y dispuestas para dar el salto, impulso legítimo que el Titim aplaude y asume, integrándolos a su programación, sin miedos ni complejos a mostrar parte de lo interesante que está ocurriendo en nuestros predios titeriles, y digo parte porque –variadas son las razones- es imposible traerlo todo.

Lo mismo sucede con el paisaje foráneo. De la exquisitez plástica y filosófica en miniatura del Theatre de La Massue, de Francia, en “La Meridienne”, al encanto de objetos reciclables en acción dramática, dentro de la historia tierna y real que ofrece “Sopa de estrellas”, contada por la Compañía Fernan Cardama, de Argentina. De la gracia juglaresca de Titerike, de Chile, a lo ingenuamente espectacular de la Compañía María Baric, de Finlandia, especializada en teatro para la calle. Reconozco la decisión del Teatro La Maga, de Costa Rica, de llevar a escena el texto del matancero José Manuel Espino, en una edición que homenajeaba coincidentemente al Guiñol Nacional de Cuba y al poeta granadino García Lorca, ambos presentes en la fábula del espectáculo. Menciono a su vez a Conjuro Teatro, de México, arriesgándose con las esquivas sombras para regalarnos tres cuentos sobre la muerte, en una época en que tradición y modernidad se juntan para conseguir un maridaje que compite con el universo audiovisual, con sus triunfos digitales y electrónicos.

Hay más por contar, señalar y enumerar seguramente, pero es una tarea que dejo a otros. Vuelven a llenarse mis oídos de referencias sonoras ofrecidas por  la pianista y compositora Elvira Santiago y sus invitados, en un recital inolvidable en la Sala White, soporte ideal para entregar varios premios, entre ellos la Distinción Hermanos Camejo y Pepe Carril otorgada merecidamente a Xiomara Palacio y Armando Morales. El concierto nocturno de la inigualable Orquesta Miguel Failde y la función especial del Café CCPC, de El Portazo, en un hiper concurrido Patio Colonial, como muchos reconocen a la Casa del  Joven Creador en Matanzas.

Sí, ¡Chirrin Chirrán! El Titim número 13 quedará mejor. No haremos caso de un número demasiado mágico a nivel de leyenda. Transformaremos los mitos y sus ficciones en una nueva oportunidad de encuentro, perfectible y entrañable ¿A que sí?

Deja un comentario